A poco tiempo de estrenar comercialmente su segundo largometraje en dupla con Marko Zaror, “Mirageman”, Ernesto Díaz Espinoza ya prepara su tercera película que esta vez será alejada del género de las artes marciales y su compañero, para contarnos una historia de gangsters en Santiago.

El realizador junto a su compañero del colegio Creighouse, nunca imaginaron dedicarse profesionalmente al cine. Nadie, ni ellos mismos, vislumbraron que una tarea de inglés que los hizo hacer un par de cortometrajes iba a convertirse en una dupla que para el cine chileno abre el género de las artes marciales en la pantalla grande y trae al primer súper héroe de este lado del planeta.

“Mirageman” se estrena con 28 copias en todo el país este próximo 20 de marzo y podría convertirse en el primer estreno comercial chileno en salas estadounidenses en el segundo semestre del 2008. En palabras de su director la película encarna varias de sus obsesiones y gustos personales. “La influencia más grande de los ’70 que hizo que me gustara esa música y esa estética viene de una serie del “Hombre Araña” que daban en los 80 en Chile, de ahí viene mi gusto por el funk y el disco y la ropa de los ’70. Mirageman es la manera de canalizar todo lo que yo quería hacer, por eso desde muchos ángulos esta película es muy importante para mí”.

De “Mirageman”, “Kiltro” y sus proyectos en carpeta como “Santiago Violenta” y una futura producción para la estadounidense Magnolia Pictures, la misma distribuidora que lanzará el DVD de “Kiltro” en EE.UU. en marzo de este año, un verdadero maguachi para los que criticaron la película como una sarta de combos y patadas.

Tú experiencia con “Kiltro” como ópera prima, me imagino que te dejó conforme, explotaste otros circuitos de distribución de exhibición de la obra, como el cómic y el DVD en mercados tan distantes y exóticos como el japonés. ¿Esto ocurre por las vueltas de la vida o tú vocación audiovisual siempre fue de la mano del género y de las artes marciales en especial?
Fue naciendo de a poco, nunca fui fanático de las artes marciales. Me gustaba, pero hay otros géneros que prefiero antes que este. Lo de las artes marciales fluye producto de mi amistad con Marko (Zaror) y tener un tipo experto en el área es muy motivante, es como conocer a Bruce Lee en los ’70 y hacer películas con él. Me puse más estudioso del género, vi todo lo que pude. Así surgió.
El cómic también tiene que ver con mi paso por el colegio, no de lector, pero dibujaba mucho. Era mi escape. El hacer dibujos era como el norte mientras no podía hacer películas. Después de la película hicimos el cómic de “Kiltro”, pero no puedo dedicarme todo lo que quisiera a eso, hay que optar.

Por el año 2003 te asocias a Dereck Rundell. Después de “Kiltro” (2006) se abren puertas sobretodo en EE.UU. ¿Por qué no se concretaron los proyectos en la meca del cine?
Lo intentamos, pero allá todo es con mucho de sindicatos, muchas reglas, todo se hace más difícil y muy caro. Podía pasar que al día siguiente te agarrara un productor gigantezco y hacer una gran película o pasar eternamente gastándose en buscar ese productor para hacer una película de unos 300.000 mil dólares como mínimo.
A Dereck (Rundell) lo convencimos de que con la mitad de ese presupuesto podíamos hacer una película en Chile en cine y todo. Y así se dio que hicimos Kiltro. A Dereck le tincó porque el mercado Latinoamericano está creciendo, entonces no le dio miedo el hecho de que hiciéramos una película en español doblada al inglés. Hicimos Kiltro, quedó bien, ha funcionado en el mercado internacional y por lo tanto, siguió creyendo y se metió en “Mirageman”.

Recuerdo una conversación con el guionista Tom Musca, en ella me decía que envidiaba las oportunidades para una ópera prima que te da un país como Chile versus las trabas que enunciabas más la fuerte competencia en EE.UU. ¿Te sientes ya capacitado para ir a rodar por allá?
Por supuesto, de hecho, creo que uno está más capacitado para hacer eso que para hacer una película acá. Uno de la escuela sale sabiendo cumplir un rol determinado dentro de una producción y eso es lo que se hace allá. En Chile uno las hace todas. Entonces se puede hacer más difícil hacer tus cosas acá, pero la libertad de controlar todo en tu proyecto es impagable, o sea, ahí está la gran diferencia entre Hollywood y el cine independiente. El hacer la obra que tú quieres hacer -eso vale millones de dólares-, los que te pueden pagar por hacer un proyecto de Hollywood, pero hay que elegir o quizás mezclar esos caminos, no lo sé. Por el momento me quedo con la libertad.

Tomando la idea de libertad. En “Mirageman” uno encuentra todo eso del cine chileno de antaño, el sentirla hecha a pulso -se refleja en pantalla- y muchos estudiantes comentan tras la exhibición que les devuelve las energías para hacer cine, no con esas pretensiones grandilocuentes, pero les hace recuperar el espíritu ¿Te lo han comentado?
Me he hecho amigo de varios estudiantes que ni siquiera recuerdo bien sus caras, nos comunicamos por mail, precisamente por esta cosa de que les dan ganas de hacer películas, que es lo que a mí me pasaba cuando vi películas como “El Mariachi” que tu sabes costó un millón y medio de pesos y ver que es una película entretenida y que funciona. Dices, ahí está… Yo también lo puedo hacer y esa cercanía que te generan esas películas son las que te motivan como estudiante, a mí me pasó y me dieron ganas de ser cineasta.
Siempre pensé que mi primera película iba a ser así. Con Kiltro el proyecto comenzó a crecer, las cosas se dieron, por suerte, para que Kiltro fuera una película con un gran presupuesto cercano al millón de dólares, pero nunca me lo imaginé así, siempre he sido de la mentalidad de agarrar una cámara ponérsela al hombro y salir a contar una historia a la calle como lo hacían en el neorrealismo italiano o en la nueva ola francesa (Nouvelle Vague) y con esa misma energía.
Mirageman es mucho más personal en ese sentido, porque refleja todas las ganas desde la escuela que tenía de hacer cine. Así, como fuera, sin dinero, como saliera.

¿Y cuándo decides ser cineasta a propósito de lo que me contabas? Siempre hay películas que hacen clic, que detonan…
Todo empezó cuando mis abuelos se compraron una cámara de video para la familia, que era una beta, con un grabador súper grande, en una maleta aparte. Comencé haciendo tonteras frente a ella y al poco tiempo -tenía como 10 años recuerda- me empezó a gustar hacer cosas con ella. Pero siempre con la mentalidad de que era un hobby o al menos así siempre me lo pintaron. Hasta que llegué al cuarto medio y me dije a fin de año ¿Qué hago si esto es lo único que me gusta hacer?
Entre las películas que me han influenciado por supuesto “Star Wars”, pero recuerdo que coincide mi fascinación por la serie del “Hombre Araña” con mis primeras experiencias detrás de la cámara. De hecho, lo primero que grabamos con un primo fue la historia de que nos transformábamos por la picadura de una araña. Me acuerdo que la primera no nos gustó mucho y tenía sólo una cinta por lo que sobre esa misma la hicimos de nuevo. O sea, cero criterio. Y bueno, siempre fui consumidor de las grandes producciones de Hollywood como Volver al Futuro, Indiana Jones y todas esas películas, como toda la generación de los ’80.
Ya cuando estaba en tercero o cuarto medio veo “El Mariachi” y “Pulp Fiction” y ahí se me dio vuelta todo de nuevo y me dieron ganas de estudiar y hacerlo bien.

Llama la atención que no haya referentes chilenos y que sea un lugar común de nuestra generación… ¿A qué se deberá?
Yo nunca vi una película chilena antes de entrar a la escuela de cine, jamás. No tenía acceso a ellas, no estaban en Errrol’s ni ningún local de arriendo. No las daban en la televisión.
Además en esa época ¿Qué película se hizo a parte de “Susy” que fuera conocida?, nada más. Había que ver el cine de antes, de los ’60 que no estaba al alcance de un colegial, ¿De dónde iba a sacar una película chilena de mi época?
Después en la escuela claro, estudiando recuerdo a ver visto “El Chacal de Nahueltoro” que fue la primera que vi, pero estudiando, luego Raúl Ruiz, pero en ese contexto de formación, siendo parte de los ramos. Para mí generación no eran asequibles los referentes.

Y por qué crees que se da que la generación nueva del cine chileno tenga una cercanía con el género y no así los nombres que los anteceden, que como sabemos por un tema de presupuesto trataban de meter de todo dentro de la película, incluido el tema dictadura y la crítica, pero se le temía a las fórmulas de hacer películas respecto de lo comercial…
Primer punto grande es la dictadura, pero no sé que tan grande sea el trauma de querer contarlo siempre. Lo que siempre he pensado es que nosotros desde chicos tuvimos el video club y elegíamos lo que queríamos ver y si nos gustaba un género le dábamos como caja. Por ejemplo, nos vimos todo el estante de cine de terror del Errol’s hasta algunas repetidas varias veces y esa opción la generación predecesora nuestra no la tuvo.
Ellos veían películas en el cine y me imagino que es muy diferente, ellos deben haber leído mucho de cine, y conseguirse las películas de formas mucho más difíciles.
Las grandes referencias eran además más europeas, en cambio para nosotros Hollywood y el Hollywood B fue el que nos alimentó desde siempre, en una época a mí me dio por el terror y me las vi todas.
Eso de elegir lo que uno quiere ver, yo creo que hace una gran diferencia, después uno profundiza en ellas y se traduce en las películas que quieres hacer, en honor a muchas de ellas también. Quizás la generación anterior veía en el cine una forma de liberarse y decir cosas con mucho discurso detrás, en cambio nosotros –esto es una teoría no más- lo pasamos bien haciendo cine. Hacemos las películas que queremos mostrarle a los amigos, es como otra la perspectiva.

En las versiones anteriores del festival de Valdivia estaban presentes los hombres más representativos de la cinematografía chilena, había una mirada más de homenaje, pero este año hubo una feliz coincidencia respecto de las nuevas generaciones de realizadores con sus películas compitiendo… Más allá de esto, ¿Qué te parece el trabajo de los colegas generacionales?
Me gustan las cosas que se han hecho. Lo que más me gusta lejos, es la diferencia gigante entre cada una de ellas. Eso habla de independencia, de libertad, de cine de autor. Porque si bien somos todos de una misma generación -creo tenemos entre 27 y 30 años-, todos tenemos influencias parecidas, sin embargo, nuestras películas son totalmente diferentes, eso es bellísimo.
Compararte con un Hollywood que te pone en un molde donde cambian las historias pero que finalmente todas las películas se ven igual, acá todo es totalmente distinto y eso lo encuentro genial. Da gusto ver ese proceso. Como conozco a los otros directores y darme cuenta que son muy parecidos a las películas que hacen es lo mejor de nuestra generación o del cine independiente en verdad.

¿Y se puede hablar de un recambio?
Puede ser porque la mentalidad nueva es mucho más osada, y se tira con la cámara al hombro el cine digital y se va a contar las historias sin tanta preproducción y planificar tanto para esperar otros cinco años para hacer la siguiente. Y en verdad hoy podemos hacer una película con un celular, lo que no es un mito, es verdad.
La nueva generación trae esas ganas, esa actitud más proactiva, que viene… De mí generación por lo menos, puedo decir que “El Mariachi” es un gran referente para estos efectos, cambió la perspectiva de varios de decir ya hagámoslo, vamos para allá.
Eso creo que es lo que está pasando ahora.

“En la producción de Mirageman más nos preocupamos de las cosas que sucedían para adecuarnos a Santiago, nos aprovechamos de las cosas que sucedían más que lo que podía pasar para perjudicarnos. En Santiago nos subimos a una escalerita, nos escondíamos y le hacíamos una seña a Marko (Zaror) para que persiguiera a un actor que arrancaba con una cartera y se ponían a pelear como si fuera de verdad, entonces la gente pensaba que estaba pasando, cosas así tratamos de hacer. También escondimos la cámara en una ventana para grabar un asalto casi real, porque evidentemente estaba todo controlado, pero la gente pensaba que pasaba de verdad”.

Coméntame el marketing viral. ¿Por qué esta estrategia para empezar a calentar los motores respecto de Mirageman?
Esto fue idea de los chicos de marketing, Javier Sanfeliú y Matías Camus de Pueblo Cine. Ellos muy inteligentemente se dan cuenta que el mercado objetivo de Mirageman es el mismo que busca videos en YouTube, y es eso, darle a nuestro público la información que queremos por el medio más utilizado por ellos, Internet.
Es el target de nuestra película, además de que es muy coherente a lo crudo que es la película, hecha a pulso como decías y se parece mucho al lenguaje de los virales como el de la teletón hecho con entrevistas y de repente aparece Mirageman, es muy acorde con la película, hay una conexión.
Lo de YouTube es atacar al target y han sido hechos con el mismo espíritu de pasarlo bien haciéndolos.

Y han aprovechado muy bien la contingencia, la Teletón en su minuto y ahora último “los líderes de opinión” de Primer Plano.
Esa es la idea, hay que estar atento, en línea. Yo me paso la mitad del día viendo cuáles son los más visitados y los comentamos.

Y siguiendo con el marketing. “Chile Puede” se marketea con seminarios en universidades sobre la ciencia ficción y el Chile del futuro. Con un margen de 20 días solamente, que en el último tiempo ya es normal que realizaciones chilenas se topen en las salas… ¿Qué opinión te merece que se topen en las fechas?
Mira hay dos posturas totalmente distintas. Los que están 100% en el negocio y les da lo mismo la película que esté al lado tuyo, los que quieren hacer lucas es su mirada. Los que no lo ven por el lado bello del cine, sino de números que debe existir. Por otro lado, están los amigos. Quercia, Larraín e Izquierdo, pero al momento de definirlo lo que manda es el negocio, entonces tienes que tranzar y estuvimos a punto de ir la misma semana. Entonces se conversa y logramos distanciarnos lo que más pudimos para no hacernos daño, porque entre todos nos conocemos y hay buena onda. Pero es un debate permanente que en algún minuto tendrá que dejarse de lado, habrán tanta producciones que se tendrá que ir a las salas no más. Por el momento todavía tenemos ese espacio de conversación.

Pero ¿Quién es el que más imprime presión en las negociaciones ¿Son las salas?
Son tres patas las del negocio, están las salas, el distribuidor y después estamos los productores. Entonces también las salas se conocen con los distribuidores y los cineastas. Al momento de tener un Excel que te dice que puedes tener por promedio este número de personas en las salas y en estas otras semanas menos personas, en fin, además te dice está semana sale Indiana Jones 4, en esta semana una película que nadie conoce y todos vamos a querer competir con esa que nadie conoce.

Volviendo a “Mirageman”, ¿Cuál es el plan futuro?
Queremos distribuirla por todas partes, por dónde más podamos. Lo más avanzado es estrenarla en Estados Unidos que sería el segundo semestre de 2008.

Buenísismo…
Claro, sería la primera película chilena en la historia que se estrena en las salas comerciales estadounidenses. Eso en verdad es súper grande. Siempre está el miedo de que resulte, pero ya está la mano del distribuidor.

Y para estos efectos me imagino que el paso por Austin (Texas) en el Festival de Cine Fantástico fue un paso grande…
Austin fue clave. Las críticas que nos hicieron allá en varios medios especialmente en el Ain’t It Cool News, donde escribe Harry Knowles que habló de que Mirageman era una de sus películas favoritas de súper héroes de la historia y varios otros que dijeron cosas muy buenas, eso fue lo que hizo decidirse a Magnolia Pictures estrenarla en cines. Tuvimos que partir desde Texas a conversar con FOX, con Paramount en Los Ángeles a los estudios a reuniones, o sea, una cuestión ¿qué onda?
No eran reuniones para onda hagamos una película, pero al menos para conocerse, para saber en qué estábamos, qué está pasando en Chile, qué cosas podíamos hacer juntos, conversemos, en fin.

Coméntame el rodaje de Mirageman
Mirageman la hicimos en HD con una F-900 de Sony de Filmosonido y Tecnicolor. Filmosonido nos pasó la cámara, muy buena cámara. La diferencia es usarla con lentes de cine Panavision o Digiprime. Panavision usamos en Kiltro, hay una pequeña diferencia que la puedes notar cuando vez la película en el cine, en pantalla gigante ahí hay una sensación para el público de lo bien que se ve, pero para un ojo más refinado de fotógrafo se ve la diferencia de calidad, de luminosidad y definición, pero la cámara es la misma.
La postproducción la hice en mi notebook en baja resolución en Final Cut y luego hicimos el online a HD en Filmosonido.
A mí me gusta todo esto de la democratización de las tecnologías. A mí me encanta editar. Quizás lo que más me gusta es montar. Hasta ahora es lo que más me atrae.

Hiciste unas encuestas de existir un súper héroe en Santiago ¿No?
Claro, las entrevistas que hay dentro de la película son de verdad, les preguntábamos, ¿señora supo que hay un hombre que se cree súper héroe y anda salvando gente con una máscara? Y la señora nos respondía no sé nada, bueno, le contamos que eso está sucediendo ¿qué opina de esto? Y daba su opinión de verdad, lo hicimos como con 50 personas y las que más nos funcionaban para la película quedaron en ella. Hubo algunas que funcionaban y estaban excelentes pero no nos conseguimos los derechos de esas personas y no pudimos ponerlas. Ahí puedes ver el nivel de conexión de cable a tierra que tiene Mirageman con el Santiago actual, que creo es la parte más interesante que tiene la película…

Con los índices de delincuencia y los titulares sin duda es el minuto
Claro, uno siente que este compadre puede aparecer corriendo por ahí persiguiendo un delincuente al lado de nosotros, se ve cercano, la gente se siente identificada, se genera un vínculo de la gente con la película y eso creo que es lo más rescatable.

Esta frase hecha que en el proceso cinematográfico en verdad se hacen tres películas, escribirla, rodarla y montarla, que a veces se da que es diametralmente opuesta a lo que escribiste la primera vez… ¿Con cuál etapa te quedas?
El montaje es la que más me gusta porque ahí terminas. Te das cuenta de lo que estás haciendo y te percatas del camino que tomaste en el rodaje, porque pusiste más atención espontáneamente en algunas cosas, entonces es como un autodescubrimiento también. Puedes reforzar algunas cosas, reordenar, contar historias distintas, ahí también eliges la parte más importante de la historia que quieres contar, además de ser la etapa más tranquila.
Tienes todo hecho en tus discos duros y ya estás relajado, lo pasas bien jugando con tus imágenes a diferencia del rodaje que como acá es guerrilla, estas estresado, contra el tiempo, se duerme poco. Pero de todos modos es rico el rodaje.
Si estuvieras en la silla del director manejando todo sería distinto, igual de rico que montar, en tu computador conectado a un data entonces veo en grande, es un deleite.
Por la etapa que estoy viviendo -no sé si a futuro pensaré lo mismo-, pero creo que si uno de la da mucha importancia al guión y lo haces muy perfecto y todo es demasiadamente planeado, se empieza a perder un poco el lenguaje cinematográfico. Eso de contar algo con las imágenes y que la cámara te hable. Ahí pasa algo que es muy interesante. Cuando uno empieza a improvisar una escena uno está haciendo cine puro.
Hay que tener cuidado, es una cosa que es difícil de controlar, uno generalmente quiere tener el control de todo e irse a la segura, pero por otro lado, está este lenguaje más puro y más contado visualmente estás haciendo cosas más interesantes y en ese debate me encuentro. Tener una idea y que vaya fluyendo más el lenguaje cinematográfico en el set.
Hay cosas que hay planear muy bien como las peleas, que son muy matemáticas, pero lo demás…

¿Cómo sin tener referentes logras sacar adelante tu cine de acción?
Marko sabía algo, pero delante de la cámara. Entonces tuve que hacer todos los estudios de dónde poner la cámara. Vi todo lo que pude ver no más. Lo que más me sirvió fue deconstruir las escenas por ejemplo, un pelea de Jet Li y luego hacer el storyboard de esa misma escena. Para entender un poco dónde estaban las cámaras, los ángulos.
Después hacer una lista de planos, un guión técnico, empecé a darme cuenta que habían códigos comunes en las peleas y que cosas me gustaban más y empecé a calcar esas secuencias de planos y comencé a encontrar planos a mí gusto.

En “Mirageman” trabajaste con la productora Umana, no así en Kiltro que fue una experiencia más bien personal (Mandrill Films) y co-producida con Chilechita, ¿Cómo fue la relación con Umana, que entiendo trabaja en una película (Mi Último Round) que contiene escenas de peleas?
En Kiltro hicimos una productora para sacarla adelante. Con Mirageman, Umana fue la productora que nos hizo la coproducción. La experiencia con Umana fue excelente. Eduardo Castro es un genio de la producción. Tiene la paz interna para sostener un rodaje sin el estrés típico, tiene mente fría, lo pasa bien, soluciona los problemas, los incendios los apaga a tiempo, o se adelanta a ellos. Fue un placer trabajar con él y ojalá podamos hacerlo nuevamente con él y toda su gente.

La audiencia ha sido el mayor referente de Mirageman. En Austin y Valdivia se llevan el premio del público y eso debe ser muy halagador para el trabajo
No he sacado otro tipo de premio así que no podría compararlo, pero darte cuenta que la gente disfruta con la película que hiciste. Uno hace una película para uno pero lo hace para mostrarla. Es verdad hay directores que dicen que hacen la pel´ciula que quieren ver y es verdad, pero para verla con mis amigos y mi familia, eso es hacerla para uno, pero que eso traspase a salas repletas como Valdivia, Viña y EE.UU. uno dice haber qué es lo que hicimos para volver a hacerlo. Hemos tratado de entender qué fue lo qué hicimos para no perder esa línea y que las películas no suelten esa cuerda…

Tus planes futuros. Me comentabas en otra conversación que querías hacer una historia de gangters en Santiago, ¿Cómo vas con eso?
Estoy en la etapa de guión, se llamará “Santiago Violenta”. Estoy escribiendo junto a un amigo que me está ayudando con ideas como brainstorming, también con Dereck (Rundell) que nos enviamos ideas por correo electrónico. Empezamos a trabajar con Rocco la música, el mismo compositor de la música de Kiltro y Mirageman, él también siempre tira buenas ideas. Ya estamos trabajando en el arte, en la estética, avanzando paralelamente.
Con la misma mentalidad de siempre. Si no me consigo presupuesto la voy a hacer con una cámara MiniDv igual. Estamos apuntando a grabar durante cuatro semanas en abril y lo vamos a hacer sí o sí. Si me consigo presupuesto, genial, se verá más linda sino la haremos igual, se verá más ruda, cruda, esa es la diferencia, como sea la haremos.
Desde estudiante siempre me gustaron las películas de bajo presupuesto, amé las películas que me daba cuenta que estaban hechas con poco dinero y que la historia, los personajes, la música, sustentaban la película. Uno se olvida de los formatos tradicionales. Olvidar las cámaras perfectas, hacer de los bajos presupuestos un lenguaje es algo que me ha motivado mucho. Además genera –lo que me decías- motivar a las nuevas generaciones es una manera un poco de devolver la mano. Me gusta el contacto con los estudiantes después de los festivales, siento una conexión con los que vienen, quitar ese miedo, mitificar el cine como algo imposible de hacer se debe acabar. Los que hicieron Dogma ‘95 que las reglas eran lo que podías hacer con tu camarita casera, las reglas era dar vueltas las cosas.

Lo curioso es reglamentar las no reglas…
Claro, todo lo clásico y de Hollywood está mal, eso es lo que me gusta. Ahora no estoy de acuerdo con el cuento de la música que captas y eso, me gusta un trabajo más de montaje, pero sí la capacidad de motivar a hacer cine que tuvo el Dogma 95 fue increíble.

¿O la aventura de Julio Rojas y su film & run?
Sí, lo apoyo. Lograr contagiar es lo difícil. Hay un miedo muy grande a tu primera obra. Existe la mala idea de querer romperla con tu primera película, hacer “Perros de la Calle” onda Taratino, o como Amenávar con “Tesis”, de más que puede pasar pero no puedes estar apuntando a eso, estar pensándola 20 años para tener la idea perfecta y después hacerla, no. Yo creo que es al revés. Más Hitchcock, hacer y hacer para ir mejorando. ¿Qué edad tenía Hitchcock cuando lo descubrieron? Hizo no sé cuántas películas antes de que fuera Hitchcock. Hay que hacer cosas, si te queda mala tu primera película no la muestras y ya. Vas y haces otra.

Además de las facilidades tecnológicas que no tuvo Hitchcock …
Claro, tu ahora puedes hacer una película en una semana en tu casa, en los computadores de hoy en todos corre un programa de edición de video. Y ya tienes tu primer largometraje, si lo quieres mostrar es cosa tuya.

¿Y algo para adelantarnos de “Santiago Violenta”?
Es la historia de un grupo de amigos comunes y corrientes, de esos que piscolean los fines de semana y buscan desquitarse de la rutina de la semana; y se ven por un caso fortuito metidos en un problema con la mafia del submundo de Santiago Centro. El concepto en el fondo es de un grupo de amigos que se ven involucrados en una película de gangsters.
En un espacio de tiempo actual, muy influenciado como Mirageman en los ’70 pero en el Santiago 2008. Un poco de “Seventies”, un poco de fines de los ’60 en la música. Inspirada en el cine policiaco italiano de los ’70, de ahí el título, hay muchos como “Napoli Violenta”, “Torino Violenta”, “Roma Violenta”, etc.

¿Cuál es tu relación con los fondos concursables del Estado?
Con Kiltro conseguimos apoyo de la CORFO para hacer el traspaso a celuloide y ahora pienso pedirlo para el transfer y copias de Mirageman. Postulamos a los Fondos para Kiltro y Mirageman y no pasaron. Creo que está mal mirado el género. En los Fondos Audiovisuales hay una contradicción que es hacer una película que refleja la cultura de tu país para mostrar quiénes somos y por otro lado quieren fomentar la indutria y para esos efectos hay que hacer todo lo contrario…

Es un poco esquizo…
Yo creo que el cine depende de los fondos del gobierno en todas las partes del mundo. En Hollywood el presupuesto del gobierno es una cuestión impresionante porque la forma de promocionar el país como la súper potencia es a tráves de ellos. Todos los países del mundo tienen este problema. No es que sea un problema del cine chileno. Es un mal del cine en el mundo, no hay dinero para hacer películas.
La única manera de subir la producción y hacer películas es tomar una postura neorrealista que está muy de acuerdo con los tiempos de hoy y la tecnología, imagínate si Goddard, Truffaut, hubieran tenido cámaras digitales y un computador para editar en la casa habrían hecho 400 películas, eso creo que es lo que nosotros no hemos sido capaces de comprender.
Esa es la manera de que el resto del mundo pueda competirle a Hollywood y olvidándose de hacer las películas que se vean perfectas. ¿Si el 50% de los estudiantes de audiovisual se pusieran a hacer un largometraje cuántas películas tendríamos al año?
Yo creo que esa es la parada. Lo difícil es después mostrarlas en las salas de cine, se verá, pero habrían 150 largometrajes hechos, lo que es bueno igual, ese es el camino.
Una industria de cine en Chile no va a existir, puede existir en coproducción con la TV o una alianza sudamericana, pero para hacer películas chilenas que después ganen dinero en las salas de cine tu película tiene que costarte menos de cien mil dólares, sino es imposible por una cuestión matemática.

Tweet