Autor de la última película censurada en dictadura Imagen Latente, Pablo Perelman ya tiene casi todo listo para su esperado regreso al cine. Su estrategia fue la de adaptar un texto de Adolfo Cuove, La Lección de Pintura (1979)
Dos décadas después y con sólo una película realizada en el período (Archipiélago, 1992), Perelman parece estar volviendo a la pantalla grande con un proyecto que lleva casi nueve años en silencio.
La Lección de Pintura será una película chileno-mexicana-española, donde intervienen como productores Andrés Wood y Bertha Navarro. Esta última ha estado detrás de varias cintas de Guillermo del Toro, entre ellas El espinazo del diablo y El laberinto del fauno.
El largometraje es una coproducción en la que participa la empresa sevillana Jaleo Films junto con la mexicana Tequila Gang, la chilena Wood Productions y la también española Oasis P.C. y que cuenta con un reparto encabezado por Verónica Sánchez, Daniel Giménez Cacho, Catalina Saavedra y Manuel Peña, entre otros.
La historia de la cinta transcurre en los años ‘60-70 y cuenta cómo el prodigioso talento para la pintura de un niño campesino, hijo de madre adolescente y soltera, transforma la existencia de un rincón de la provincia. Su descubridor, el dueño de la droguería pueblerina donde trabaja su madre, llevado por su amor a la pintura, intenta apropiarse del pequeño genio y transformarlo en un artista famoso… Y quizás lo hubiera logrado si el destino y las convulsiones políticas de la época no hubieran dicho lo contrario.
Entiendo que rodaron en Valparaíso, corrígeme. Se trata de una película de época por lo debe haber habido mucho arte y reconstrucción. Incluso por ahí se filtró la de un tren. ¿Cómo fue el proceso de reconstrucción, qué fue lo más difícil de lograr?
La película se rodó en locaciones de Santiago y los alrededores: Puangue, Colina, el Paico, Valdivia de Paine, Lonquén. Hubo harta intervención de arte y mucho cuidado con los afores. Algunas iban en el sentido de agregar chimuchina como rayados, cables eléctricos, neumáticos viejos. Existe la idea que recrear época significa limpiar y poner tejas. Los ‘60 que tratamos de recrear es una visualidad semi rural erosionada, marginal, impura.
Se adaptaron construcciones existentes de las que usamos la textura de sus materiales. Así una casa de campo vagamente de los ‘30 se transformó en droguería y un galpón de adobes pasó a ser almacén y expendio rural. Quizá la intervención más notable, aunque eso habría que preguntárselo a la gente de Arte (Bárbara Enríquez, Hugo Tripodi, el Mono González y sus equipos) fue en la estación de Puangue. Una joyita, como dicen los vendedores de autos. Ahí trabajó un tren hecho con dos vagones del Tren del Vino y una locomotora diesel de EFE, gran personaje.
Por ahí veía fotografías de Mono González recreando intervenciones muralistas de los jóvenes de los ’70, ¿Vivir esa experiencia de la época conociendo tu biografía fue muy duro o más lo han sido los 7 años que llevas sacando adelante la película, lo más doloroso del proceso?
Lo que más me duele son los pulmones por todo lo que fumé en el rodaje, con la ansiedad del poco tiempo y el mucho guión. Con el pasado pre golpe no tengo una relación dolida, por el contrario: Buenos recuerdos y conciencia histórica… A riesgo de parecer pedante, debo decir que el pasado suele ser un recurso para pensar el futuro, así como la ficción futurista casi siempre remite a categorías medievales. Lejos lo más difícil y doloroso de este proceso fue el tiempo perdido…Y entre lo mejor, haber juntado al Mono González y Couve, extremos complementarios.
Con un presupuesto cercano al millón de dólares y la coproducción de chileno-mexicana-española, ¿cuáles son las expectativas?
Altas. Creo que el manejo de las expectativas sobre las películas es un tema delicado. Saber ubicar la obra -iba a decir el producto- en la mirada del público. Trabajamos con los estándares técnicos y artísticos más profesionales disponibles. La postproducción va por el mismo camino. Eso significa que contaremos con una película de altos estándares. Por ahí va a transitar.
La incorporación del actor Daniel Giménez Cacho, una de las mayores estrellas del cine mexicano ¿Es una estrategia para ingresar a mercados más fuertes como el azteca?
No es sólo una de las mayores estrellas del cine mexicano, es uno de los mejores actores en nuestro idioma. Además de ser un valor de producción evidente, es una garantía de calidad y una delicia trabajar con él. Aunque menos conocida, Verónica Sánchez, la coprotagonista española, también se las trae.
Nuestro mercado natural es Iberoamérica, el mundo de habla hispánica. Es un mercado temporalmente abducido por las Majors que nuestras debilidades de todo tipo nos dificultan rescatar. Las coproducciones sin duda potencian nuestras posibilidades. Pero mi apuesta es humilde y, a la vez, tremendamente ambiciosa: hablar en el idioma y las emociones comunes.
Sin duda, es un mercado de 500 millones de personas. Desde mi perspectiva creo que se deben hacer más y más películas nunca serán suficientes pienso, pero existe una buena cantidad de chilenos (me refiero al público que se ha mentalizado con el discurso mercurial) ¿No temes a las críticas de otra vez lo mismo, dale con el cuento de los milicos…?
¿El cuento de los milicos? Hay muchos cuentos posibles con milicos. Hace poco leí a alguien que proponía tratar el súper trillado tema del exterminio indígena en clave de terror, que así se le haría más justicia que Galeano. En todo caso no me doy por aludido.
¿Crees que aún nuestra historia reciente en el extranjero es un tema de sumo interés?
No. Pero es común que los cineastas latinoamericanos se quejen porque en Europa, por ejemplo, se ven nuestras películas sólo como información, aunque la temática no sea histórica o política. Hace tiempo que no tengo teorías con respecto al “cine que hay que hacer”.
:: Perelman el último censurado por Pinochet
En declaraciones a la prensa mexicana, Bertha Navarro sostuvo que el director tenía una gran opinión del proyecto de Perelman. “Guillermo va a estar haciendo El hobbit, pero ya leyó el guión y le gustó mucho”, dijo sobre la producción que involucrará a un director de fotografía extranjero y un extenso elenco chileno todavía por definir.
En febrero de 1988, este director chileno estrenaba su película Imagen Latente en el Festival de Cine de Berlín, logrando un gran reconocimiento crítico con aquella historia autobiográfica sobre un fotógrafo cuyo hermano muere en el centro de tortura de Villa Grimaldi. Aún faltaban ocho meses para el plebiscito de octubre y la carga simbólica de la cinta protagonizada por Bastián Bodenhofer tuvo bastante gravitación en el medio artístico chileno.
Pero antes en Cuba, se mostró por primera vez. “Fue en el Festival de Cine de La Habana en 1987. La copia que llevábamos era en 16 mm a doble banda, o sea, con el sonido separado, formato con el que no se podía dar en las salas del festival. Pero organizaron una exhibición, fuera de concurso, en un estudio de sonido del instituto del cine, y el lugar se repletó. La reacción al final debe ser una de las cosas más impactantes que he vivido, con muchas emociones y todavía me dan algunos escalofríos al acordarme. Aunque la película no entró al circuito oficial del festival, de todas formas los críticos presentes le dieron el premio FIPRESCI”, recuerda Perelman.
La Lección de Pintura comenzó su rodaje a finales de junio de este año y se presupuesta que se estrene a mediados del 2010 en las salas nacionales.